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Publicado: 26 agosto, 2023 en Sin categoría

LIA – Pues sí que ha hecho un buen estropicio, sí…

La hilandera observaba el maltrecho tejido de la túnica de Måe con la atención de una buena profesional del gremio. El agujero era bastante irregular y la tela estaba desgarrada de un modo que no parecía tener enmienda. La joven HaFuna había sustituido su túnica por un abrigo que le había prestado Lia. Esa era una tarde bastante fría y estaba empezando a levantarse algo de viento. Muchos de los puestos callejeros del mercado ambulante allá en la ciudadela ya habían sido retirados o estaban en ello, con la dificultad añadida que ofrecían las condiciones atmosféricas. Lia acercó la túnica a su abuelo y éste comenzó a manosear la zona donde el jaraí había estado alimentándose, con su ausente mirada perdida en la lontananza. El sonido de desaprobación que hizo resultó muy desesperanzador a la joven HaFuna.

MÅE – No puedo ir así mañana a la Universidad. ¿Creéis que tiene arreglo?

            Lia negó con la cabeza, mientras miraba la expresión ceñuda en la cara de Tyn. Måe se mordió el labio, intranquila. Todo apuntaba a pensar que Uli acabaría saliéndose con la suya, después de todo. Ahora, en frío, se arrepentía de no haber sido capaz de reaccionar cuando la abordó y mató al pobre bichejo. Todo había sido innecesariamente vulgar y cruel. Incluso para él.

MÅE – Podría coserle encima un retal, que cubra la parte superior del lomo y que cierre aquí en el… en los hombros. Como un refuerzo, ¿sabes? Según cómo, si lo pongo…

LIA – Eso va a ser una chapuza, y se va a notar. Esta túnica está hecha de tres piezas. Es un modelo clásico. Si le empiezas a coser cosas encima, se va a ver rarísima.

MÅE – Pero…

TYN – Joven. Esto es casi peor que una quemadura, y… es demasiado grande. Además, fíjate que ha debilitado mucho el tejido. Mira, tan solo tirando un poco…

            Måe se quedó boquiabierta al ver cómo el abuelo de Lia tomaba la túnica con ambas manos y tiraba de ella en direcciones opuestas. El ruido que hizo el tejido al rasgarse la paralizó. La joven HaFuna miró horrorizada, con el hocico entreabierto, el desgarro que recorría el lomo de la túnica y llegaba casi hasta el recorte inferior para la cola. Ver, no obstante, la sonrisa en el rostro de Lia le hizo fruncir el ceño de nuevo.

LIA – Tranquila, bonita. No va a hacer falta arreglar nada. ¿De dónde te piensas que vienen estas túnicas?

            La joven HaFuna mostró su más genuina sorpresa. Eso era algo que no se había planteado jamás.

LIA – No todas, y no siempre, también te lo digo. Las de este ciclo, por ejemplo, no las hemos hecho nosotros. Pero en la Factoría fabricamos gran parte de las túnicas que verás que llevan tus compañeros de otros ciclos. Además… el corte es siempre el mismo, desde que el tiempo es tiempo. ¡Yo creo que utilizan el mismo desde antes incluso de la Gran Escisión! Tenemos los patrones en la Factoría.

MÅE – ¿Me lo estás diciendo en serio?

LIA – ¡Claro que sí!

            Tyn sonrió y dobló la maltrecha túnica, dejándola a buen recaudo, mientras acababa de recoger el resto de enseres.

MÅE – ¿Y tenéis tela para…?

LIA – Más que suficiente. Juraría que negra también tenemos, y si no… eso tampoco será un problema, ¿verdad?

            La joven HaFuna negó con la cabeza. El brillo de alegría en sus ojos morados resultó encantador a la hilandera, más en contraste con la tristeza que transmitían hacía tan poco.

LIA – Podemos fabricar una nueva esta misma tarde. Además… tampoco hará falta mucha tela.

Lia rió ante su ocurrencia. Måe la acompañó, de puros nervios. Ya se encontraba bastante más serena.

LIA – Y aprovecharemos para hacerla de tu talla. Que esta… perdona que te diga, pero te iba algo grande.

MÅE – ¡Es la más pequeña que tenían! La arreglé un poco…

LIA – No, y lo hiciste bien, dadas las circunstancias, pero… en la Factoría lo haremos incluso mejor. Ya verás. En cuanto lleguemos, te enseñaré dónde tenemos las telas y los patrones. No hay de qué preocuparse.

            El camino hacia la cara inferior del continente se les pasó volando. La joven HaFuna, ahora mucho más animada, compartió con Lia y su abuelo cuanto había hecho esa jornada en la Universidad. Tyn se mostró bastante taciturno y no hizo ningún comentario al respecto. Pese a que sabía que era un bien necesario, para él la taumaturgia seguía siendo un tema tabú, y no le acababa de agradar que hablasen de él a viva voz con tanta naturalidad. Cualquiera podría oírles. Lia, sin embargo, sí mostró cierto entusiasmo. Desde la inesperada experiencia que había vivido la jornada anterior llevando a término su primer prodigio, se había despertado en ella una tenue llama de curiosidad.

            La joven HaFuna se lo pasó en grande mientras una de las modistas le tomaba medidas. Ella lo había hecho en más de una ocasión, pues en el pasado había fabricado prendas de ropa tanto para sí misma como para Eco, y sobre todo para Goa. No obstante, era la primera vez que alguien le tomaba las medidas a ella. Se sintió algo mal al dejar a la modista encargada de fabricarle la nueva túnica, pero Lia insistió en que ella era a quien mejor se le daba, y que no tardaría nada.

            Esa jornada no pudieron seguir trabajando en sus ambiciosos y extravagantes proyectos para la burguesía. Cada vez había más desertores en la Factoría, e incluso para los trabajos más básicos, seguían haciendo falta manos. Si seguían marchándose trabajadores a las minas de Ötia a ese ritmo, a no tardar comenzarían a tener problemas realmente serios. Lia se la llevó a una zona de la Factoría donde la joven HaFuna no había estado jamás anteriormente. Le enseñó a hacer uso de uno de los telares y ambas comenzaron a tejer. Lia se sorprendió por lo rápido que la joven HaFuna aprendió. Måe estaba que no cabía en sí de gozo, pues nunca antes había tenido ocasión de hacer uso de uno de aquellos enormes prodigios de la ingeniería que tanta curiosidad le habían despertado desde pequeña. Lo más cerca que había estado fue fabricando hilo con una rueca que le regaló Eco.

            A no tardar mucho, la modista vino a entregarles la nueva túnica de Måe. La joven HaFuna se la probó y no pudo evitar derramar un par de lágrimas. Le sentaba como un guante. Le llamó poderosamente la atención porque incluso se había tomado la molestia de adherir sus dos primeras insignias en la parte delantera.

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