155

Publicado: 15 julio, 2023 en Sin categoría

OBB – En mis clases no quiero que tomen apuntes. Quiero que presten atención. Y sobre todo que practiquen. Practiquen tanto como les pida el cuerpo, hasta que acaben agotados. Y luego, practiquen un poco más. La taumaturgia no es algo que vayan a aprender en los libros. Es… algo mucho más elevado. Es… es un arte.

            Måe se fijó en cómo Uli y Mei se cruzaban una mirada acompañada de una breve risa irónica. Puso los ojos en blanco, abochornada por su actitud. Era por todos conocido que de entre las seis grandes disciplinas de la taumaturgia, la de artes plásticas históricamente se había considerado una disciplina menor. Dicha opinión estaba mucho más extendida entre la burguesía. Se había granjeado ese dudoso honor por ser la única que no tenía a priori ninguna aplicación práctica más allá de la estética, y que desde siempre se había desarrollado por los HaFunos de menor estrato social. Incluso los mejores artistas eran de origen humilde, y por más buenos taumaturgos que fueran, acostumbraban a vivir del mecenazgo.

OBB – Se trata más bien de una experiencia. Su práctica y su perfeccionamiento requieren de una sensibilidad especial, no de memoria o de gran erudición. Aprenderéis a llevar a término vuestros prodigios por puro instinto, y siguiendo nuestros consejos, claro está, pero cada uno de vosotros lo hará de un modo distinto, de un modo único. En las clases de artes plásticas de este primer curso aprenderéis las nociones básicas para la pintura, la escultura y la arquitectura. Pero ellas no son sino la base para otras muchas aplicaciones. Todas las disciplinas están íntimamente relacionadas entre sí. Eso es muy importante que lo tengáis presente en todo momento. Pero esta es la única con la que podréis realmente demostrar vuestra individualidad, ofrecer a vuestros semejantes un estímulo artístico único, crecer como HaFunos y demostrar al mundo que en la esperanza reside la belleza.

            La joven HaFuna sonrió. Resultaba evidente que aquél HaFuno creía en lo que decía y, sobre todas las cosas, adoraba su trabajo. La vehemencia con la que Obb hablaba le estaba resultando muy motivadora. En esos momentos se encontraba muy animada.

OBB – Aunque a final de curso deberéis escoger una única disciplina, jamás dejaréis de aprender de todas ellas. En vuestra vida personal y profesional, con mucha frecuencia deberéis relacionaros con expertos de otras disciplinas para poder desarrollar plenamente la vuestra. Yo estaría encantado que todos os decantaseis por las artes plásticas, pero aunque ninguno de vosotros lo hiciera, no debéis olvidar que ella siempre va a estar presente en vuestros futuros proyectos. Bueno… basta de cháchara. Supongo que estaréis deseosos de comenzar a practicar vuestros prodigios, ¿no es cierto?

            El profesor dejó un silencio en su monólogo, que muchos de los HaFunos presentes aprovecharon para llenar con muestras de aprobación. Obb sonrió al ver la ilusión reflejada en sus ojos.

OBB – Tal como os avanzó Elo, en las clases prácticas que recibiréis a partir de ahora deberéis competir entre vosotros para obtener insignias como esta.

            Obb se llevó una mano al bolsillo lateral de su túnica y mostró al joven público una insignia idéntica a la que Måe llevaba en el pecho desde el inicio del curso, con la salvedad que ésta era de color beige. Se fijó en que Uli se había puesto en tensión. El hijo pequeño del Gobernador llevaba esperando ese momento desde hacía muchas más jornadas de las que hubiera querido, y estaba deseoso de arrebatarle a la joven HaFuna el privilegio de ser la única de la clase que luciera una insignia.

OBB – La de hoy será la primera oportunidad que tendréis. Pero no os preocupéis si no lo conseguís. ¡Esto es una carrera de fondo! Habrá muchas más oportunidades en el futuro. Muchas, muchas más.

            Se llevó de nuevo la mano al bolsillo y sacó al menos dos docenas más de insignias, mientras sonreía. Los HaFunos las miraban con los ojos bien abiertos, sin apenas parpadear. Todos estaban deseando hacerse con una. Måe incluida.

OBB – Dentro de estos dos cofres, hay cubos con tinte.

            Él mismo se encargó de abrir sendos cofres, dentro de los cuales había pequeños cubos con densos líquidos de un intenso color azul corteza de árbol en un caso, y claro verde cielo en el otro. El olor que desprendían los tintes resultaba embriagador. Tanto, que la joven HaFuna temió que acabasen mareándose, pues todo apuntaba a que tenían base alcohólica.

OBB – Los hay verdes y azules. Cada uno de los integrantes de las parejas, deberéis escoger un color u otro. ¡Venga!

            Los alumnos, primero tímidamente, pero luego con decisión, fueron haciéndose con los pequeños cubos. Todos volvieron a ocupar sus puestos en el perímetro interior del semicírculo en cuyo centro se encontraba Obb, detrás de la mesa.

OBB – Cada dos de vosotros tenéis un paño idéntico, negro. Está hecho del mismo material que vuestras túnicas. El negro simboliza que aún no habéis escogido vuestra disciplina. Cada disciplina está históricamente relacionada con un color. El de la disciplina de artes plásticas es el beige. El de hoy va a ser un ejercicio práctico que repetiréis a final del curso. Habéis visto que los alumnos de los demás cursos, todos visten túnicas de vivos colores. Pues son las mismas túnicas con las que comenzaron su aventura en la Universidad. Hoy practicaréis con esos paños, tintándolos de colores, pero cuando acabe el curso, haréis eso mismo con vuestras propias túnicas. Cuando decidáis a qué queréis dedicar el resto de ciclos de vuestra estadía en la Universidad, y siempre que dicha decisión esté avalada por el claustro de profesores, vosotros mismos daréis color a vuestras túnicas.

            Muchos de los alumnos, entre los que se encontraba Måe, se mostraron abiertamente sorprendidos. Ello hizo que Obb sonriese aún con más ganas.

OBB – Podríais sumergir las túnicas en el tinte y dejarlas secar. De ese modo obtendríais prácticamente el mismo resultado, pero eso sería lento, y poco provechoso. ¡Y bastante aburrido, si me permitís la osadía! Las aplicaciones que tiene la taumaturgia para el arte, son prácticamente infinitas. Esta es una de las más básicas, pero al mismo tiempo, de las más llamativas. Se trata de una transferencia fundamental, como la que hicisteis ayer con el agua. En este caso es algo más compleja, pero veréis que enseguida entenderéis de qué trata.

            Obb se acercó hasta los cofres y sacó un cubo de cada color. Introdujo una de sus manos en el cubo azul que tenía frente sí. Se llevó la otra mano al pecho y miró en derredor, hacia sus expectantes espectadores.

OBB – Deberéis tomar la energía cromática del tinte y trasladarla a vuestro paño. De mismo modo que hicisteis ayer con el calor del agua.

            Todos vieron cómo el pecho de la túnica del profesor se manchaba de azul alrededor de sus cuatro dedos, en irregulares líneas que se bifurcaban continuamente, como las raíces de un árbol. Sobre un fondo tan blanco, el efecto resultaba hipnótico. El profesor esperó que las miradas de asombro menguaran, y devolvió el color azul al cubo, dejando su túnica completamente blanca en un abrir y cerrar de ojos. Se secó la mano en uno de los paños que había sobre la mesa, y acto seguido la introdujo en el cubo de color verde.

OBB – Es importante que no absorbáis esa energía cromática. Debéis limitaros a transmitirla. De lo contrario… ¡acabaréis como yo!

            El prodigio duró tan solo un instante. Todos observaron boquiabiertos cómo el profesor Obb se volvía completamente verde en el lapso de un parpadeo. Desde su furo, hasta sus astas, incluida la túnica y hasta la punta de su cola. Pin incluso dio un par de aplausos, maravillado por el bello espectáculo del que había sido testigo. Al ver que nadie más le seguía, enseguida paró, sonrojado, deseando que se le tragara la tierra.

OBB – Ahora es vuestro turno. ¡Practicad!

Deja un comentario